Entonces fue cuando aparecieron las llamadas abejas de la libertad, Moly al ver estos pequeños insectos robotizados dio gracias a Pol por sus historias, sin ellas no habría sido capaz de reconocerlas. Estas se posaban en su piel y con una pequeña inyección de su veneno, podías ver como se iluminaban en tu piel las letras que llevaban a la dirección escondida de los cambia pieles.
Logró leer sin dificultad alguna ‘detrás de tí’, y más que una dirección parecía como si alguien se le fuera a abalanzar detrás de ella. Rápidamente suspiro y se giró, qué le pasaría al hacerlo.
Un destello a lo lejos dejó ver que un misil iba directa a ella, sin tiempo de reacción, todo se volvió blanco, un pitido resonaba en sus oídos, algo le decía que aún seguía viva. Respiro con fuerza, se rasgó los ojos, y sintió como si alguien la llevara en brazos, entonces pudo reconocer la cara de una mujer joven.
Cuando todo se calmó en la cabeza de Moly habían llegado a una especie de nave que estaba sintetizada con el color del desierto, entonces la joven dejó a Moly en una especie de cama hecha con sabanas liadas en el propio suelo y cerró la compuerta.
