Una vez dejando claros los límites entre ellas, deciden emprender el viaje juntas. Con una nave todo será más fácil. Ahora Moly podrá ahorrarse los viajes espaciales y cambiarlos por uno solo, sin embargo, deberán atravesar las líneas de vuelo, los drones, y los satélites. Una tarea nada fácil para quien sabe lo que es vivir en un mundo interconectado. Al salir de ‘Mindlost’, atraviesan el cinturón de Júpiter, esto les lleva un día y medio, periodo de tiempo en el que Moly se da cuenta de que por primera vez aquello que había echado en falta, el amor, los sueños y las metas, habían aparecido en su vida de la forma más real posible gracias a Tris.
Sus sonrisas, miradas, caricias que sobrepasaban los límites, se empezaban a convertir en algo normal. Sin embargo, había algo extraño en todo esto. Moly se había fijado desde el principio que el nombre de la nave no era nada más ni nada menos que Sane, el nombre del proyecto que andaba detrás de acabar con ella y con su humanidad.
Esto fue algo que al principio dejó pasar, pero conforme iban pasando los días y se acercaban más a su paso por Marte, más le chirriaba pensarlo, además es cierto que para Tris no era más que un juguete, ella también era un cyborg, Moly no esperaba encontrar mucha humanidad en ella, a pesar de que el instinto primario de la especie estuviese radiando constantemente en ella. Entonces lo supo hormonas.
Desde que llegó allí había estado bastante ausente, centrada en Tris. Decidió ir al depósito de comida y medicina, y ahí estaban, inyecciones de hormonas abiertas y listas para ser introducidas en la piel, esta vez no iba a pasar por el aro.
Moly salió corriendo, incomprendida sin saber por qué todo este engaño, de donde salía tanta incertidumbre… Apretó el botón de la compuerta de la nave, y saltó.