7. Misión

Desconoce su pasado, vive en un sueño constante que le muestra su mente pero que no es palpable, lo parece, sensación engañosa de vida, era un cuento.

Nadie jamás le había contado un cuento, nadie jamás la había abrazado, solo sabía que todo eso existía fuera de un trabajo lleno de manipulaciones incesantes que no llevan a ninguna parte, más que al control magnánimo bajo una mente que quiere el progreso disfrazado de destrucción.

Pol sin embargo, había estado ahí desde que cayó y fue encontrada por rastreadores que instigan a pueblos a desaparecer o unirse a ellos. Era un muchacho, de apariencia humana pero, seguía siendo un robot, sin sentimientos, doblando la edad de Moly, le hacía de guía y aunque no lograba entender muchas veces a Moly, había una pequeña parte que le hacía click cuando hablaban, él también deseaba saber que era amar, aunque supiese en el fondo que era imposible.

Así pues, este mismo entró justo al levantarse Moly para llevarla de nuevo por el corredor a su sala de trabajo, el camino fue sin palabras, solo con miradas se entendían no hacía falta nada más.

La sala estaba oscura como de costumbre, solo el ventanal que había por paredes dejaban a las estrellas entrar con su luz, en medio de la sala, un sillón de color amarillo, el favorito de Moly, una vez se sienta Pol le inserta en chip justo en la nuca. Este le permite saber a Moly cuál es la misión de cada día, siempre un viaje con misión al cambio, pero ¿qué tendría que cambiar esta vez?

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